miércoles, 28 de octubre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

Presidencia de Domingo Sarmiento


Se perfilaban como posibles candidatos a la presidencia, Urquiza y Alsina. Ambos eran totalmente opuestos. Cualquiera de los dos si era electo, podría acabar con la unión nacional tan duramente lograda. Para evitar esta catástrofe, se buscó a alguien "neutro" (con ideas de Buenos Aires y algo del Interior). Esa persona que estaban buscando era Sarmiento.
Sarmiento había estado en Estados Unidos como embajador. Como gobernador, se propuso promover la transformación del país con base en la civilización y el progreso, tomando como modelo los estados más evolucionados de su tiempo: Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. Pensaba que a partir de la educación, se lograba gente a imagen y semejanza de esos estados. Para él "gobernar era educar". Pero para lograr proyectar las transformaciones, era necesario promover la inmigración.

POLÍTICA INTERNA

Se propuso incrementar el poder del gobierno nacional y afirmar la autoridad presidencial, para lo cual reorganizó el ejército y dispuso su intervención en las provincias. Fue tal el ímpetu en hacer cumplir las Leyes Nacionales por sobre las Provinciales, que por una oposición de López Jordán (de Entre Ríos), Sarmiento mandó a intervenir la provincia (Ley Marcial). Por este conflicto, de Entre Ríos nació el deseo de querer formar un estado aparte. Durante siete años se vivió esta situación, que no prosperó porque fue sofocado por las fuerzas nacionales.
Durante su mandato, siempre con su afán de llegar al progreso:
· Realizó el Primer Censo de 1869
· Fomentó la inmigración
· Impulsó la construcción de ferrocarriles, telégrafos, caminos y puertos.
· Creó el Banco Nacional
· Fomentó la agricultura y la industria

POLÍTICA ECONÓMICA

Mantuvo la política económica de Mitre. Por la Guerra Contra el Paraguay, la situación con respecto a la deuda externa era grave.

POLÍTICA EDUCACIONAL Y CULTURAL

Para lograr su cometido, de "educar al soberano" (es decir quienes él consideraba pueblo) fundó unas 700 escuelas de primeras letras y números, y creó escuelas para maestros. Aunque la situación económica no era buena, eso fue posible gracias a una ley propuesta por el ministro de educación: Nicolás Avellaneda, por la cual toda herencia sin sucesión directa iría para el estado. Gracias a esta ley se consiguieron los inmuebles para las escuelas.
Les otorgó a las mujeres igualdad de condiciones (se esmeró en formar a las mujeres intelectualmente). Hizo llamar a 60 maestras norteamericanas. Impuso un modelo distinto de mujer. Se implementó el sistema educativo "Lancaster".

POLÍTICA EXTERIOR

Procuró terminar con la Guerra del Paraguay

Bartolome Mitre ( 1862 - 1868 )


El 12 de octubre de 1862, comienza con su presidencia una etapa decisiva en la construcción de la Nación Argentina. Militar, caudillo urbano, austero e ilustrado, poeta, orador, periodista y liberal convencido. Apodado "don Bartolo" acostumbra volver caminando por la calle Florida desde la Casa de Gobierno a su casa. Mitre debe consolidar el Estado Argentino y definir su inserción en el mundo en el momento en que los ingleses dominan África y la India. México proclama emperador a Maximiliano I de Habsburgo y la guerra civil en Estados Unidos permite la intervención europea en América.
Es el primer gobierno argentino que ejerce su autoridad sobre las catorce provincias. Intenta solucionar el grave problema de la Capital definitiva de la República, cuyos antecedentes vienen de Rivadavia. En la Legislatura por cuestiones de intereses las opiniones se dividen, de un lado los nacionalistas mitristas y del otro los autonomistas, cuyo jefe es Adolfo Alsina. La provincia se niega a ceder la Capital pero accede a un compromiso según el cual las autoridades nacionales pueden residir en Buenos Aires por cinco años renovables y que se mantendría vigente hasta 1880. Mitre quiere consolidar el Estado Argentino para aprovechar el crecimiento tecnológico de Europa y vencer la tenaz resistencia del interior a la hegemonía de la Capital. Este hecho produce durante su gobierno un centenar de rebeliones encabezadas por caudillos provinciales. La premisa "civilización o barbarie" enciende la chispa de la guerra civil en el norte y oeste del territorio y, a causa de las revueltas, intervienen Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mendoza, Santa Fe y Corrientes. En 1865, arriban los pioneros galeses al Chubut preservando sus tradiciones.
Se le da prioridad a las comunicaciones, como servicio de postas y telégrafo conectando Buenos Aires con Rosario y Montevideo, y al tendido de ferrocarriles; aparece el tranvía a caballo que favorece el crecimiento de distintos barrios porteños y pueblos suburbanos. Organiza la Corte Suprema de Justicia con cinco miembros y la Justicia Federal en las provincias. Nacionaliza el Código de Comercio de Buenos Aires, encarga a Dalmacio Vélez Sársfield la redacción del Código Civil. Se reforma la Constitución en 1866. En las relaciones exteriores, España reconoce formalmente la independencia argentina. Mitre recibe las finanzas con un gran déficit y estructura nuevamente el Banco de la Provincia para poder controlar la emisión monetaria y nacionalizar la Aduana. Los estancieros más progresistas forman la Sociedad Rural Argentina. Llegan al país doscientos mil inmigrantes europeos. Educar y argentinizar a sus hijos es para los liberales de 1860 indelegable. Se asignan subsidios a las provincias para escuelas secundarias y son creados: el Consejo de Instrucción Pública y el Colegio Nacional de Buenos Aires.
La guerra de la Triple Alianza, que concluye con la derrota del Paraguay, se inicia mucho antes entre España y Portugal por la disputa de territorios que deja al Paraguay sin fronteras definidas. Este conflicto es heredado por las naciones participantes de la guerra: Argentina, Brasil y Uruguay. Mitre va al frente de las tropas y en 1865 debe delegar sus funciones en su vicepresidente Marcos Paz. En 1868 y ante el fallecimiento de éste, se produce un vacío legal durante dieciséis días, en los cuales los ministros asumen las resoluciones indispensables para la administración del país. Por tal motivo a su regreso se sanciona la ley de Acefalía. Mitre desgastado por la guerra, carece de fuerza política para imponer sucesor, aunque sostiene la de su canciller Rufino de Elizalde. Finalmente se dispone la candidatura de Domingo Faustino Sarmiento.

Presidencia de Justo Jose de Urquiza

Constitución de 1853

Los fundamentos doctrinarios de la constitución los encontramos en la obra de Juan Bautista Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. En esta obra plantea la disyuntiva entre una constitución unitaria o federal y señala que los constituyentes debían tener en cuenta los antecedentes históricos de ambos pensamientos y producir una constitución que contemple un sistema mixto de unidad y federación; también fue importante su proyecto constitucional. Otro pensador importante fue Esteban Echeverría, autor del Código o declaración de los principios de la nueva generación conocido también como Dogma Socialista, señala la necesidad de volver al proyecto de unidad e indivisibilidad de mayo pero con una organización social adecuada. En cuanto a las influencias de pensadores extranjeros fue importante la obra norteamericana El Federalista de Hamilton, Madison y Jay. Otras fuentes fueron los estatutos, constituciones, ensayos constitucionales, pactos interprovinciales y reglamentos de nuestro país.
La constitución promulgada estableció un gobierno representativo, republicano y federal. El federalismo que adoptó fue moderado ya que reconoció la autonomía de las provincias pero también organizó un poder central. El poder legislativo sería bicameral, el poder ejecutivo unipersonal y elegido por un colegio electoral, sin posibilidad de reelección y el poder judicial independiente. El catolicismo se reconoció como religión oficial pero se garantizó la libertad de culto.
Las constituciones provinciales debían tener aprobación del gobierno nacional y los gobiernos provinciales podían ser juzgados por el Congreso Nacional.El gobierno nacional podía suspender las garantías constitucionales por medio del estado de sitio e intervenir las provincias.
Se declaraba a la ciudad de Buenos Aires sede de las autoridades nacionales. Aseguraba el ejercicio de las libertades individuales y llamaba a habitar nuestro suelo a todos los hombres de distintas nacionalidades concediéndoles derechos civiles.
El 5 de marzo de 1854 Justo José de Urquiza y Salvador María del Carril, presidente y vicepresidente electos de la Confederación Argentina prestaron juramento ante el Congreso reunido en Santa Fé.

La ley de Aduanas


El 18 de diciembre de 1835, Rosas sancionó la Ley de Aduanas en respuesta a ese planteo, que determinaba la prohibición de importar algunos productos y el establecimiento de aranceles para otros casos. En cambio mantenía bajos los impuestos de importación a las máquinas y los minerales que no se producían en el país. Con esta medida buscaba ganarse la buena voluntad de las provincias, sin ceder lo esencial, que eran las entradas de la Aduana. Estas medidas impulsaron notablemente el mercado interno y la producción del interior del país. Sin embargo, Buenos Aires continuó siendo la principal ciudad.
Se nacía de un impuesto básico de importación del 17% y se iba aumentando para proteger a los productos más vulnerables. Las importaciones vitales, como el acero, el latón, el carbón y las herramientas agrícolas pagaban un impuesto del 5%. El azúcar, las bebidas y productos alimenticios el 24%. El calzado, ropas, muebles, vinos, coñac, licores, tabaco, aceite y algunos artículos de cuero el 35%. La cerveza, la harina y las papas el 50%.
El efecto inesperado, pero que Rosas había considerado correctamente, era que disminuyeron las importaciones, pero el crecimiento del mercado interno compensó esa caída. De hecho, los impuestos por importación aumentaron significativamente. Más tarde, bajo el efecto de los bloqueos, se redujeron estas tasas de importación, pero nunca volvieron a ser tan bajas como en la época de Rivadavia, ni tanto como serían después de su caída.
Simultáneamente pretendió obligar a Paraguay a incorporarse a la Confederación Argentina ahogándola económicamente, para lo cual impuso una fuerte contribución al tabaco y los cigarros. Como temía que entraran de contrabando por Corrientes, esos impuestos alcanzaron también a los productos correntinos. La medida contra el Paraguay fracasó, pero tendría graves consecuencias respecto de Corrientes.
Su política económica fue decididamente conservadora: controló los gastos al máximo, y mantuvo un equilibrio fiscal precario sin emisiones de moneda ni endeudamiento. Tampoco pagó la deuda externa contraída en tiempos de Rivadavia, salvo en pequeñas sumas durante los pocos años en que el Río de la Plata no estuvo bloqueado. El papel moneda porteño mantuvo muy estable su valor y circuló por todo el país, reemplazando a la moneda metálica boliviana, con lo cual contribuyó a la unificación monetaria del país. El Banco Nacional fundado por Rivadavia estaba controlado por comerciantes ingleses y había provocado una grave crisis monetaria con continuas emisiones de papel moneda, continuamente depreciado. En 1836, Rosas lo declaró desaparecido, y en su lugar fundó el Banco de la Provincia de Buenos Aires.[11]
Su administración era sumamente prolija, anotando y revisando puntillosamente los gastos e ingresos públicos, y publicándolos casi mensualmente. Incluso, cuando más tarde castigó a sus enemigos con embargos de sus bienes — no realizó confiscaciones, a diferencia de lo que hizo Lavalle antes que él, o Valentín Alsina y Pastor Obligado después — hizo que se les entregaran a los parientes de los así castigados recibos detallados de todo lo embargado.

domingo, 18 de octubre de 2009

Periodo Rosista

En 1833 Rosas dirigió una victoriosa campaña contra los indígenas del sur de Argentina, y dos años más tarde fue restablecido como gobernador, hecho que él aceptó con la condición de que le fueran conferidos poderes dictatoriales. Conseguidos éstos, impuso los criterios federales al frente de la que habría de ser considerada, de facto, Confederación Argentina. Tras fundar su propio Partido Restaurador Apostólico, y con el apoyo de la Sociedad Popular Restauradora, conocida como “La Mazorca”, que aterrorizó a sus adversarios unitarios, formó alianzas con los líderes de las demás provincias argentinas, logrando el control del comercio y de los asuntos exteriores de la Confederación. Para entonces, se había comenzado a usar la divisa punzó (distintivo rojo muy vivo, color de los uniformes usados por la primera unidad militar de Rosas contra los británicos y luego en la campaña contra los indios meridionales) como emblema de la lealtad federal (luego fue obligatoria). Los principales apoyos de Rosas provenían de los estancieros (que compartían sus intereses), de la Iglesia católica y de la población más humilde. Por su parte, los principales opositores a su régimen fueron los unitarios (que odiaban a Rosas por su radical supresión de la libertad y que creían que la nación necesitaba un gobierno constitucional centralizado), los intelectuales y escritores (que criticaban sus políticas y actuaciones y, muy especialmente, las protagonizadas por La Mazorca) y, por último, los caudillos provinciales que se resistían a su autoridad y que de inmediato fueron derrotados y reemplazados.

Rosas estableció un régimen dictatorial, con una amplia red de espionaje y una constante presencia de la policía secreta, que propició que en 1840 fueran ya muy pocos los dispuestos a enfrentársele. Tras autoproclamarse “tirano” en 1842, lo que le otorgó pleno dominio sobre todo el territorio de la Confederación, su retrato pasó a estar presente en todos los lugares públicos. En 1843 intervino en la guerra civil de la vecina Uruguay (la denominada Guerra Grande), suscitando el temor ante un posible expansionismo argentino. Gran Bretaña y Francia tomaron represalias, imponiendo bloqueos a Buenos Aires (1838-1840 y 1845-1850), pero Rosas perseveró en sus intenciones. En 1851, Justo José de Urquiza, antiguo partidario de Rosas y gobernador de la provincia de Entre Ríos, lideró contra su gobierno una rebelión de carácter centralista (unitaria) que contó con el respaldo de Brasil y Uruguay. Derrotado por las tropas de Urquiza en la batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), Rosas hubo de exiliarse. Falleció 25 años más tarde en Swathling (en las proximidades de la ciudad inglesa de Southampton, en el condado de Hampshire, Gran Bretaña).

sábado, 17 de octubre de 2009

Campaña de Rosas al desierto: 1833-1834

La región pampeana estuvo habitada desde tiempos de la conquista por indígenas y blancos. Las zonas de predominios de unos y otros estaban separadas por una línea de fortines.
La zona que permanecía al margen de la civilización fue denominada por la población blanca: "desierto".
Debido al desarrollo del comercio internacional, a los posibles incrementos de la explotación de cueros y carnes saladas y para apaciguar los ataques aborígenes a la zona fronteriza, "malones", el gobierno de buenos Aires impulsó periódicos avances para incorporar tierras de explotación ganadera.
Es así como Rosas en 1833 se dispuso a emprender una campaña al desierto para incorporar las tierras al norte del río Negro y eliminar y/o expulsar a las tribus enemigas. La empresa quedó organizada por medio de tres columnas que avanzarían en forma simultánea. La primera, dirigida por el gobernador Aldao, partió de Mendoza; la segunda a cargo del general Ruiz Huidobro salió de San Luis y la tercera bajo órdenes de Rosas.
Las dos primeras por faltas de recursos y caballada debieron regresar.
A cargo de R. Huidobro luchó con buen éxito contra los aborígenes ranqueles a quienes derrotó en "Las Alcollaradas" (sur de San Luis) pero se vio forzada a regresar porque el gobernador de Córdoba no le había enviado la ayuda prometida.
Por otro lado, la columna que debía luchar en la región cordillerana cruzó los ríos Diamante y Atuel y con gran energía logró dispersar a los indios, aunque más adelante, por falta de caballada, debió detenerse y luego regresar.
Rosas quedó al frente de la única división que concluyó con éxito la campaña.
Luego de su partida con más de 1500 hombres y logró alcanzar el río negro y llegar a Choele-Choel. Así, alcanzaron la confluencia del Limay con el Neuquén, por el oeste, siguiendo el Colorado, llegaron hasta Atuel e incursionaron en el sur del río Negro. Para lograrlo dispuso dividir a sus efectivos en columnas exploradoras para que cruzaran el desierto en varias direcciones.
A fines de 1834 se dio por concluída la campaña al desierto al regresar con sus efectivos hasta Napostá (próximo a Bahía Blanca).
La expedición proporcionó 2900 leguas cuadradas de terreno y redujo la acción de los indios que debieron refugiarse en el sur.
A pesar de que dicha campaña no quedó concluída, la vida en la campaña adquirió mayor seguridad gracias a la política de alianzas con algunas tribus enemigas.